El hombre y su genio

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A continuación pasamos a relatar una antigua historia de la India que nos transmitió nuestro maestro Ganesha Natha*.

Relata que un hombre en un momento encuentra una lámpara, como la de Aladino, la frota y de pronto sale un gran genio, al igual que en esa historia. Al aparecer el Genio la persona se cae del susto, sorprendida, mirando a ver qué pretendía ese ser.
El Genio le dice: “Tranquilízate, yo estoy agradecido con vos por haberme liberado de esa lámpara. Como muestra de agradecimiento te voy a conceder todos los deseos.”
El Hombre contesta extrañado: “¿Pero cómo, sin límites, no serán uno, dos, tres o cinco?”
El Genio le explica: “No, te voy a conceder todos los deseos que tengas. Pero con una condición, en el momento en que no desees nada más voy a matarte.”
El Hombre duda, le da un poco de miedo, pero piensa un poco y recuerda cuántos deseos tiene por cumplir que le parece difícil que llegue la situación en que no tenga deseos. Así que acepta el trato con el Genio.
Comienza pidiendo los deseos que más anhelaba y el primero es pedirle un palacio.
El Genio, luego de un tiempo, lo lleva a un palacio y le dice: “Acá tienes tu palacio”.
Entonces el Hombre pide otro deseo: “Ahora quiero un grupo de bailarinas que bailen para mí”.
Pasa un tiempo y el Genio le lleva un grupo de bailarinas que bailan para él.
Ahí pide un racimo de uvas para disfrutar el baile en su palacio. Y así pasa pidiendo cada vez cosas más exóticas, cosas que estaban al otro lado del mundo con la intención de que el Genio se tarde un poco más en concretarlas. Y si bien de ese modo duraba más siempre el Genio cumplía. Y así va pasando el tiempo y esta persona de pronto se da cuenta de que comienza a quedarse sin deseos. ¡Ya no se le ocurre qué desear!
A todo esto se encuentra con un Yogui y le explica la situación: “He encontrado un Genio que me cumple todos mis deseos pero que me dijo que me va a matar cuando ya no tenga más deseos… ¿qué puedo hacer?”
Entonces el Yogui se sienta, cierra sus ojos, se va muy hacia adentro y al ratito abre sus ojos y le dice: “Tengo la solución para ti. Dile a este Genio que te consiga el tronco de árbol más alto del mundo, que lo traiga y lo plante en el jardín de tu palacio”.
El Hombre va y le ordena al Genio el cual cumple plantando el tronco más largo en su jardín. Luego vuelve con el Yogui y este le dice: “Ahora dile que lo engrase todo. Cuando termine pídele que suba y baje por el tronco hasta que lo llames de nuevo”.
El Hombre le da ese pedido, y el Genio, comprometido a cumplir queda ahí, subiendo y bajando por ese tronco de árbol. Y así el hombre tiene tiempo para disfrutar de lo que ha deseado y cuando quiere algo nuevamente va y le pide al Genio que interrumpe su escalada para ir a cumplir el nuevo deseo. Para luego volver a cumplir el deseo de subir y bajar por el tronco. Y de tal modo resolvió el hombre ese problema con el Genio.

 

La moraleja que comparte nuestro maestro Ganesha*:
“En esta historia el Genio es nuestra mente. Si dejamos nuestra mente descontrolada y sin una tarea concreta y benéfica para hacer, nuestra propia mente es la que nos va a enfermar, la que nos va a hacer sufrir y la que finalmente nos va a matar. Entonces, cuando no tengamos un propósito claro, saludable y decidido, lo mejor es mantener tu mente ligada a tu respiración, sintiendo como el aire entra y el aire sale, siguiendo este movimiento incesante de la vida. Y no dejar la mente suelta; por lo menos podemos hacer esto hasta que desarrollemos nuestro verdadero poder de la mente y tengamos verdadero control sobre ella”.

* Su nombre espiritual de la tradición es en realidad Sri Dev Hansa Natha, mientras su nombre terrenal es Jorge Bidondo.

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