Vibrar alto

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La materia es todo aquello que tiene masa, peso y ocupa un lugar en el espacio, en su interior está formada por pequeñas partículas o moléculas llamadas átomos, los átomos en su núcleo tienen partículas más pequeñas con carga positiva (protones) cargas neutras (neutrones) y orbitando alrededor de este núcleo cargas negativas (electrones).

La energía se define a todo lo que tiene la capacidad de accionar, producir un movimiento, cambiar y transformar. Lo maravilloso es que todo en el universo está compuesto de materia y energía, la materia en su composición sostiene muchos grupos de átomos, moléculas la energía le da movimiento continuo a las moléculas y átomos girando en sí misma.

Vibración es la propagación de ondas de energía que oscilan de forma repetitiva. En los últimos avances descubrieron a través de los sofisticados microscopios que al observar los átomos y partículas subatómicas se los ve como cuerdas que vibran en el espacio-tiempo, o sea un estado vibracional debido a la energía que reciben.

Frecuencia es la cantidad de veces que la onda de energía oscila subiendo y bajando, en un segundo, se lo mide en Hertz (Hz) o hercios. Todo objeto tiene una frecuencia natural, o sea, vibra, si recibe externamente una frecuencia que coincide con la frecuencia natural del objeto eso se llama resonancia.

El cuerpo humano tiene una inmensa cantidad de moléculas orgánicas y cada molécula tiene en su composición átomos y cada uno de ellos se mueve constantemente.

El biólogo Bruce Tainio estudió en profundidad la frecuencia vibratoria del cuerpo humano llegó a la conclusión que un cuerpo sano tienen una frecuencia eléctrica de 62 a 72 Hertz durante el día, si una persona baja la frecuencia vibratoria el sistema inmunológico es el primero en sentirlo por esa razón en estos momentos es muy importante mantener la frecuencia corporal en los valores mencionados.

En la siguiente imagen podemos ver la frecuencia vibracional de órganos, y algunas enfermedades, según Tainio:

La enfermedad es mala vibra

El biólogo y sus colaboradores llegaron a concluir que la célula humana cuando baja su frecuencia por debajo de 62 Hertz empieza a mutar. Cuando se presentan los síntomas de resfriado o gripe, la frecuencia se ha reducido a 58 MHz, si baja a 55 MHz inician las infecciones virales (como el Sars- cov-2) si llega a 42 MHz se presenta el cáncer y si sigue descendiendo a 25/20 MHz se inicia la muerte.

Que importante tomar conciencia de la fragilidad que tiene nuestro cuerpo y la responsabilidad que implica su cuidado. Somos seres integrados a todo lo que nos rodea entonces la mejor manera de mantener una frecuencia óptima es observar nuestra forma de percibir las diferentes situaciones que vivimos en el día a día. ¿Hay coherencia en mis pensamientos, expresión verbal, física y emocional? Es fascinante descubrir cuanta negatividad cognitiva y verbal manifestamos, lo sanador llega cuando decidimos cambiar esas actitudes que solo llevan al cuerpo a sentir estrés y sometimiento de diversas sensaciones de miedo, desamor, culpabilidad, ira, intolerancia y tantas emociones que producen inestabilidad en los sistemas orgánicos.

La comida también vibra

Recordando la frase “Eres lo que comes” me pareció interesante compartir los alimentos a tener en cuenta si decidimos subir la frecuencia vibracional. En la investigación Bruce Tainio clasificó ciertos alimentos de acuerdo a la vibración que puede elevar o disminuir la frecuencia vibratoria de las células del cuerpo:

 

Alimentos de luz solar química, como aceites esenciales, brotes de trigo, clorofila, frecuencia vibratoria es de 52 a 320 Mhz.

Altos en contenidos de minerales y fuerza vital como algas, almendras, cacao, spirulina, limones, frutos rojos están en un rango de 50 a 15 Mhz.

Frutos de los árboles como manzana, arándanos, coco, palta, ananá, melones, mango, bananas, durazno, uvas, naranjas, frutos secos, nueces, cerezas la frecuencia es de 15 a 5 MHz. Alimentos que se ingieren crudos.

Alimentos de la tierra como zanahorias, repollo, papas, lechuga, coliflor, legumbres cambian apenas en un rango de 5 a 0 MHz y pierden fuerza vital al ser cocidos.

Los productos derivados de animales, tal como huevos, queso, leche, manteca, galletas, tortas etcétera, no elevan la frecuencia, sino que la bajan a un rango negativo en Mhz.

La carne animal presenta un rango vibratorio negativo.

Lo que lleva a la conclusión que para mantener las células orgánicas saludables deberíamos consumir alimentos integrales, vivos, que tengan enzimas, fitonutrientes, bioactivos, para elevar la frecuencia vibratoria ayudando a la energía del planeta, alineando nuestro contacto con el alimento desde una comunión consciente donde ambos necesitamos existir y vibrar alto.

Cambiar nuestra frecuencia vibratoria manifestaría un nuevo paradigma para todos los habitantes de la tierra, en el próximo número seguiremos compartiendo información de seres con alto rango vibracional que se dedicaron apasionadamente a estudiar cómo llegar a ser la mejor versión humana. Recordemos que está en nosotros despertar las frecuencias más elevadas, empecemos ahora mismo.

GN

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