Bebidas naturales para la indigestión

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Decía la abuela que toda enfermedad y mal de amores se curaban con los frutos de la naturaleza, porque ella abriga vida y cada sustancia de la madre tierra es una farmacia exquisita que puede curar cualquier dolencia que presenten sus hijos. En la mañana del día domingo se preparaba el jugo de manzana o el jugo de pera, y cerca de la tetera quedaba un puñado de hinojo y manzanilla porque en pocas horas llegaría la reunión familiar.

Poncho salteño, pan casero en horno de barro y queso de cabra.

En esas épocas era muy común preparar varias comidas. Mi entrada favorita era el pancito casero, con queso de cabra o de vaca. Había también empanadas salteñas con su salsa picante, toda clase de alimentos asados a parte de la carne, los pimientos, las papas, las batatas, choclos y obviamente no podían faltar las diferentes ensaladas, lechuga y tomates, zanahorias con huevo, apio con manzana, nueces y mayonesa o ensalada rusa.

El postre casi siempre era flan o budín de pan con mucho caramelo más dulce de leche, una verdadera granada a punto de explotar el sistema digestivo, principalmente de los adultos, porque
los niños éramos de comer un poquito de cada alimento.
Recuerdo que en la sobremesa llegaba el postre acompañado de un cafecito para los adultos o algunos preferían el té de hinojo con manzanilla para ayudar a la digestión.

 

 

A veces antes del postre la abuela nos daba el jugo de pera para ayudar a la deglución. Cuando terminábamos de comer, nuestras miradas se intensificaban hacia nuestros padres, hasta recibir el permiso de ellos y poder levantarnos de la mesa, el pase para seguir jugando era que cada uno levante su plato y cubiertos para dejarlo en la pileta de la cocina, una negociación fácil de cumplir.

 

Llegando la tarde empezaban a matear con tortilla, o pan dulce casero que hacia mi madre, hasta hoy recuerdo ese suave perfume de naranja y azúcar. Para los niños tenían preparado el mate cocido con leche y una fuente llena de algunos de estos manjares criollos.
Al entrar la tardecita algunos empezaban a pedirle a la abuela el jugo de pera y prometían no cenar, así le daban tiempo al sistema digestivo a eliminar el exceso de comida. Esas promesas no siempre se cumplían, al sentirse mejor, ya estaban organizando la cena y bueno…Al final, lo primero es la familia.

 

 

Recetas de la abuela, que ayudan a la digestión e inflamación

Jugo de peras o manzanas
En una cacerola hervir 3 tazas grandes de agua, luego apagar el fuego agregar 1 taza de manzana o
pera rallada, tapar hasta que quede tibia, luego colar y tomar el jugo. También se puede tomar la
preparación a temperatura ambiente, la única recomendación seria agregarle unas gotitas de
limón para evitar la oxidación.

Té de hinojo, solo o con manzanilla
Simplemente hervir 1 litro de agua y tomando de referencia la palma de la mano, colocamos hasta
la mitad de ella, un puñado de hinojo y si les gusta combinar la manzanilla sumar un puñado más
pequeño hasta completar toda la palma, luego tapar y dejar reposar unos 5 minutos o hasta que
tenga la temperatura deseada para ingerirla.

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