“Cada quien es su propio sanador, maestro y artífice de su felicidad”

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Al ingresar al acogedor consultorio de la Lic. Gabriela Farinola (Mat. N°12.520) se percibe una vibración distinta. Los colores y los aromas lo transforman en un espacio de armonía y relajación. A pura cordialidad se refirió a su vocación y sus inicios, una búsqueda personal que se transformó en un estilo de vida.
Comenzó la carrera de Psicología en la UBA a los 18 años. Desde un principio ella sintió que necesitaba profundizar más. Su encuentro con la Gestalt -aquella rama de la psicología surgida en Alemania a principios del siglo XX- fue el inicio un camino le abrió nuevos horizontes.
Años de entrenamiento y estudio, la llevaron a comprender que el ser humano era una unidad de espíritu, mente y cuerpo; y que sobre ellos se debe trabajar para lograr una verdadera transformación.

¿Qué es la psicología espiritual?
Es la puerta de entrada a la profundidad del ser que todos somos, a la causa de todo lo que acontece con cada persona, porque a partir de esa base se despliega la vida. Somos energía que vehiculiza información y la mente solo nos limita, nos pone barreras.

¿Y cómo trabajás en todo ese entramado?
Con la psicología espiritual intento ser un canal, que cada uno vislumbre el hecho de ser artífice de su realidad. El paciente descubre su propia fuerza, se despoja del personaje programado, se limpia, se eleva, descubre su autenticidad, no depende de otros, toma las riendas de su existencia y se le abren nuevas oportunidades. Claro que todo se consigue con constancia y dedicación. En otras palabras, menos mente y más corazón. Este es el salto cuántico que debemos dar, debemos trascender la ilusión de la matriz, que ha programado nuestros cerebros haciéndonos sentir seres inferiores.

¿Cómo definirías el salto cuántico?
Un salto cuántico es la posibilidad de traslación desde un punto inicial a otro, empleando un renovado grado de conciencia. La persona tiene una modificación sustancial de su anterior personalidad. La humanidad batalla con postulados falsos e invisibles que van minando su felicidad, apartándolo del camino espiritual y alejándolo de su verdadero objetivo que es la felicidad.

¿De qué otras herramientas te valés para trabajar con tus pacientes?
Los primeros quince minutos de la charla, los escuchó con atención, intento conectar con lo que necesitan. Y allí recurro a la memoria celular, a las visualizaciones guiadas y a los cuencos de cuarzo, que son técnicas que voy desarrollando a medida que avanza la terapia.

¿Nos contás algún caso cuya evolución te haya impactado especialmente?
Sí. Tuve un caso que fue sorprendente. Una mujer que por años no lograba quedar embarazada y cuyo diagnóstico era “miomas uterinos”. Trabajamos con visualizaciones. Durante un tiempo les dijo a sus células que estaban sanas, las vio en su orden natural, hasta que poco después ellas se acomodaron a ese nuevo estado y los miomas desaparecieron. No es un milagro, es trabajo de energía espiritual armonizando con palabras, colores y sonidos. Cada quien es su propio sanador, maestro y artífice de su felicidad.

– ¿Estos métodos son aplicables a casos de ansiedad y fobias?
– Por supuesto, pero es válido destacar que en el caso de la ansiedad es la mente la que envía mensajes anisóginos. Se adelanta de manera inconsciente a situaciones catastróficas, que no tienen solución. Por eso cuando a través de estos métodos logramos que la mente se desacelere y la energía espiritual tome las riendas, la frecuencia y la vibración cambian hacia el sosiego y es posible ordenar los pensamientos y avanzar paso a paso. Con las fobias la mente fabrica los miedos que no son más que la energía opuesta al amor. En ese caso, recurrir al árbol genealógico es importante, ver si algún ancestro ha vivido una situación de peligro, trabajamos para que la persona alcance un nuevo nivel de conciencia que le permita despertar y tomar las riendas de la situación.

La Lic. Farinola explica que un árbol genealógico es algo más que un dibujo y un cúmulo de datos, fechas e historias familiares. “Puede ser una herramienta muy poderosa para entender y sanar las circunstancias y problemas de una persona. Determinados comportamientos inconscientes se transmiten de generación en generación e impiden la autorrealización. Resulta elemental que el individuo tome conciencia de ellos y pueda cambiar”, enfatiza.
Otro tema apasionante, hoy por hoy, son las relaciones personales, en lo afectivo y lo laboral, básicamente la armonía en general. Un área que también trabaja Gabriela. “Llegan muchos pacientes con este tipo de inquietudes”, aclara, y luego explica que “son varios los factores que afectan el día a día: causas económicas, desarmonía, aislamiento. Pero a todos les digo lo mismo: la respuesta está en el interior de cada uno, trabajando el espíritu, cambiando la frecuencia, como una radio, es tan sencillo y tan complejo a la vez…”.
Farinola sostiene que, al tornarse menos reactiva, la persona busca opciones que antes ni pensaba.
“Trabajamos también sobre las energías del divino femenino y masculino. Ambas están desequilibradas e irrumpen generando desarmonía. Es tiempo de bajar la frecuencia de la mente y abrir la del corazón. Cuando hacemos esto se abre un nuevo campo cuántico y todo fluye. La energía del amor todo lo permite, el problema es que nuestra mente se ha arrogado el control”. Pero aclara que “cuando invertimos la ecuación y el espíritu toma su lugar y la mente obedece, las cosas vuelven al cauce natural. Esto redunda en la salud integral y en la felicidad. Creer es crear”.
Sobre el cierre de la charla, la licenciada asegura que “estamos viviendo un tiempo maravilloso de muchos cambios a nivel planetario, terrestre, mundial e individual. Todo tiene un profundo sentido. El camino es fascinante y prometedor. Es cuestión de que cada quien elija hacer la tarea. Nadie puede hacerlo por otro. El terapeuta guía y alienta a que sea hecha”.
El tiempo es hoy. Esta propuesta está hecha, el desafío es claro, el trabajo es arduo pero la recompensa es maravillosa.

Alejandra Torrecilla

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