Lo que dice el corazón

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Cuando el corazón se expresa a través de las palabras, puede producir momentos especiales en la vida de las personas. Cuando su latir se enlaza con la melodía de la vida cada instante es único y es tal la energía vital que emite, que el rostro del que lo experimenta libera su sentir, emanando alegría, amor, luz.

El corazón se manifiesta en diferentes lenguajes a veces el cuerpo lo percibe erizando la piel al escuchar por primera vez una melodía o la voz del intérprete. Ese etéreo ademán crea algo sin palabras. Muchos artistas delinean en sus obras lo que dice su corazón, otros desde el arte expresan lo que calla.

Como decía Eduardo Galeano “No separar la razón del corazón”, ser “sentipensante”, poder sentir y pensar simultáneamente.

Muchos tenemos la creencia que a medida que vamos transitando la vida, el corazón es el lugar donde conservamos lo significativo de nuestras experiencias, a veces en ese lugar tenemos en un rincón acumulado rencores y frustraciones que solo se expresa al exterior con intolerancia y falta de empatía hacia nosotros mismos y los seres que nos rodean. En otro ángulo almacenamos emociones amorosas, benevolentes y la alegría desborda en latidos adrenalínicos cuando sucede algo especial en lo externo, es como si en nuestro corazón cultiváramos semillas con diferentes cualidades o defectos, el tema es que si ese cultivo empieza a dar frutos seguramente se multiplicará si el ambiente es propicio.

 

La observación

A medida que observamos situaciones no tan armoniosas que se repiten una y otra vez, sería inteligente reflexionar sobre qué acciones estamos repitiendo que nos llevan a ese resultado. Logrando mirar sin hacer un juicio pesimista hacia el otro, o hacia uno mismo, tal vez nos pueda aportar la respuesta a hallar la causa y si profundizamos en una de esas encontremos alguna semilla cultivada en nuestro corazón que multiplicó ese fruto.

Lo positivo de estar con vida es que nunca es tarde para cambiar y transformar todo aquello que no nos permite sentirnos felices y agradecidos.

El tiempo es un gran aliado para descubrir esas verdades, he conocido personas que un día al levantarse decidieron cumplir sus anhelos y para ello tuvieron que soltar varias situaciones de su vida física, personal, material y espiritual, mantuvieron el objetivo y la confianza, y en un corto lapso encontraron la forma de fluir con la vital energía. Evidentemente cultivaron nuevas semillas en su corazón. De ellos escuche las frases: “Seguí mi corazón”, “Fue un pálpito”, “Sentí que era mi momento” (llevando su mano al corazón).

Escuchemos cómo se expresa nuestro corazón cuando estudiamos, trabajamos, cuando nos relacionamos con el amor romántico, con las amistades, con la familia y las extrañas almas, que interactúan en un transporte público o donde compramos nuestros alimentos, reconociéndonos en el otro y más de una vez podremos notar que cultivamos las mismas semillas.

Tenemos mucho que aprender de ese lugar donde late nuestra existencia.

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